Filipinas vivió la semana pasada una jornada histórica. La firma del tratado de paz que, tras 17 años de negociaciones, puso fin a tres décadas de lucha armada en el sur del país, y principalmente, en la castigada isla de Mindanao. De esta forma, Filipinas ha escrito, por fin, la palabra PAZ, la última en la historia de una guerra que ha causado cerca de 150.000 muertos.
Con la firma se cierra un proceso que comenzó en 1996 cuando el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN) firmó la paz en 1996, a cambio de la autonomía de la Región Autónoma del Mindanao Musulmán, el territorio del Bangsamoro.
Los bangsamoros (que quiere decir pueblo moro) son los habitantes musulmanes de Bangsamoro, una región que abarca el sur de Filipinas, estando divididos en trece etnias. El nombre «moro» les fue dado por los castellanos desde el siglo XVI, como adjetivo despectivo, equivalente a musulmán. A partir de los años 60 se organizaron para conseguir la independencia, encabezados por sus sultanes y nobles
El presidente de Filipinas, Benigno Aquino; el jefe del grupo musulmán armado, Murab Ebrahim, y el primer ministro de Malasia, Najib Razak, han presidido el acto histórico ante más de mil invitados en el recinto del Palacio de Malacañang, la residencia de los jefes de Estado filipinos en Manila.
«No permitiré que vuelvan a arrebatarle la paz a mi pueblo», aseguró Aquino, al tiempo que expresaba su esperanza en que el Parlamento filipino apruebe las leyes que permitan fundar la región autónoma Bangsamoro en 2016 y celebrar elecciones.
La organización internacional Manos Unidas ha contribuido a este proceso de paz a través del apoyo sin fisuras a nuestros socios locales en el archipiélago asiático, con el convenio «Mejorar la calidad de vida en Mindanao y Bicol», financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
En el año 2002, y en el marco de nuestra campaña “Si quieres la paz, rechaza la violencia”, en Manos Unidas dedicamos un especial “En el corazón de los conflictos” a la guerra civil en Filipinas. Un conflicto con un marcado carácter nacionalista y económico aunque, una vez más, la excusa para la lucha es la religión.
Filipinas esun país mayoritariamente católico (83% de la población) y la minoría musulmana (5 %de la población) ha utilizado las armas para reivindicar la independencia de una de las mayores islas del territorio: la región autónoma de Mindanao.