Un pequeño barco convertido en clínica flotante, navega por aguas internacionales y ofrece la píldora abortiva a mujeres cuyos países penalizan esta práctica. A 12 millas de distancia de cualquier puerto y al amparo de leyes holandesas, “Mujeres sobre las Olas” ha retado a la Iglesia católica y a las facciones de la extrema derecha en países ultra conservadores como Irlanda y Polonia: la tierra del fallecido Juan Pablo II, y segundo destino de este singular barco.
Ámsterdam: desde siempre y para todos, un sinónimo de libertad. En esta ciudad holandesa conviven más de 140 nacionalidades y miles de turistas de todo el mundo la visitan diariamente. Sin negar su oferta cultural, lo cierto es que este puerto europeo es célebre a nivel global porque las fronteras de “lo prohibido” se desdibujan. Todo o casi todo, es ampliamente permitido. Prostitutas de todos los confines se ofrecen sin pudor en vitrinas reguladas por el gobierno. Es el famoso barrio rojo, donde los “brown coffees”, así llamados por el color de sus paredes impregnadas de humo, sirven a la carta marihuana o hachís, cultivado en los países más insólitos.
Pero Ámsterdam no evoca solamente las libertades propias de la noche. No en vano es la segunda ciudad más importante de Holanda, que en tiempos de la Europa comunista y la España franquista, ha sido históricamente el país al que muchas mujeres han viajado para practicarse un aborto legal en condiciones médicas óptimas. Y lo sigue siendo aún hoy, cuando algunos países de la languideciente Unión Europea vuelven a replantearse el tema, en pleno siglo XXI
Por eso, porque las libertades hacen mentalidades, fue precisamente en Holanda donde nació la organización “Mujeres sobre las Olas” (Women on Waves). Sugestivo título para la única clínica flotante del mundo, que proporciona ayuda a las mujeres en cuyos países la práctica del aborto está prohibida y penalizada. Porque si el profeta prohíbe o no viene a la montaña, la montaña que salva vidas de mujeres navega por aguas internacionales.
Women on Waves es una ONG fundada en 1999 por la doctora Rebecca Gomperts, feliz habitante de la ciudad de las emancipaciones, donde tiene su sede esta organización. Rebecca recibe a Corresponsal de Paz en su pequeña oficina cerca del muelle, el sitio donde se prepara cada nueva campaña, cuyo próximo destino siempre es un absoluto secreto hasta el último momento.
Y no es gratuito, pues los cruceros de esta clínica en alta mar han desatado verdaderas tormentas con implicaciones que van desde lo moral hasta lo político.
“La razón por la que decidimos armar esta clínica en un barco, fue porque pensamos que de esta forma podríamos viajar y ayudar a las mujeres que no tienen acceso a un aborto legal en sus países. Una vez que un barco holandés navega en aguas internacionales, en realidad está sujeto a las leyes holandesas, lo que nos permite operar legalmente. Quisimos hacer esto porque el aborto ilegal y sus métodos inseguros es una de las principales causas de muerte materna en todo el mundo. Fue por eso que pensamos que si ellas no pueden venir aquí, entonces ir hasta ellas sería una buena opción”
Un faro de esperanza en la oscuridad de una ilegalidad que mata
Desde su fundación y hasta la fecha, Women on Waves ha realizado varios viajes para proporcionar esta ayuda. Dos travesías que si bien resultan poco significativas en cantidad, destacan por la elección estratégica de sus destinos.
En 2001 el barco “Langenort”, (Aurora en holandés) atracó en Irlanda, cuna de pugnas religiosas que pagan las mujeres. Dos años más tarde, el destino estratégico fue nada más y nada menos que Polonia, cuya población es 90% católica y donde las letanías papales han hecho temblar al gobierno; no en vano fue la cuna del carismático pontífice Juan Pablo II. Esta nación del Este, todavía empobrecida y una de las últimas en ser aceptada como parte de la ‘Europa Unida’, se caracteriza por el casi total oscurantismo en cuanto a educación sexual se refiere.
“Elegimos a Polonia como nuestro segundo destino porque recibimos muchos e-mails de mujeres y organizaciones locales pidiéndonos ayuda. La experiencia fue realmente fuerte en muchos sentidos. Por supuesto, enfrentamos la oposición de las organizaciones de extrema derecha, pero es curioso, pues las manifestaciones de rechazo fueron realizadas mayoritariamente por los hombres. Nos recibieron con golpes de pintura roja y huevos; nos llamaron asesinas y nazis, pero lo cierto es que con la polémica, logramos traer el tema del aborto legal a la mesa de discusión nacional. Ese fue nuestro verdadero logro: desintegrar el tabú.
A su manera, Women on Waves celebró con su llegada al puerto de Wladyslawowo, el décimo aniversario de la ley que penaliza esta práctica en el país del este europeo. Antes, mucho antes, el aborto estaba permitido. Su desautorización legal sin embargo, no ha disminuido la cifra de abortos, pues se estima que cada año, entre 80 mil y 200 mil mujeres polacas recurren a esta práctica. Para quienes pueden pagarse una operación clandestina, el costo es de unos 600 euros lo que para muchas mujeres significa más de un mes de salario, algo incosteable para la mayoría.
Un barco salvavidas flotando en la inmensidad de un problema mundial
A nivel mundial, las cifras no son más alentadoras. Permitido o no, las mujeres eligen interrumpir sus embarazos no deseados. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 53 millones de abortos se realizan anualmente y 20 millones se efectúan bajo condiciones insalubres o peligrosas, lo que da como resultado la muerte de aproximadamente 100 mil mujeres, y de las que no mueren, el 40% sufre daños irreversibles.
Actualmente sólo en medio centenar de países en el mundo, el aborto inducido es legal, en tanto que el 26% por ciento de la población vive en 68 países que lo prohíben totalmente o sólo lo permiten para salvar la vida de la madre, sobre todo en África, Asia y Latinoamérica.
Fue apenas a partir de 1985 que diversas naciones han liberado su práctica y en este sentido, Holanda también es líder prematura, puesto que legalizó el aborto ya desde 1981. Y aquí, las consecuencias del derecho a elegir son visibles, y las cifras hablan por sí mismas: a nivel mundial, Holanda es el país donde menos embarazos se interrumpen. En estos 20 años, sólo una mujer ha muerto, y fue a causa de la anestesia mal administrada.
Rebecca Gomperts, la fundadora de esta clínica abortiva flotante, es consciente de esta libertad holandesa negada en otros lugares del mundo:
“Nosotros no estamos a favor del aborto. Estamos en contra de la muerte innecesaria de las mujeres que quieren ejercer su derecho a decidir. Women on Waves no intenta resolver el problema, porque la vida de estas mujeres está en manos de los gobiernos, son ellos quienes permiten estas muertes; ellos y muchos médicos que hacen verdaderas fortunas gracias a esta prohibición. También la iglesia católica tiene su parte. Los gobernantes, los doctores y los curas toman esta decisión que sólo compete a las mujeres. Yo soy médico y soy mujer. Sé de lo que hablo”.
Efectivamente parece saber de lo que habla, porque esta ONG holandesa no deja cabos sueltos. Con un presupuesto que oscila apenas entre los 100 y 150 mil euros, Women on Waves trabaja de la mano con unos especialistas, casi todos voluntarios. Ginecólogos, médicos, psicólogos, abogados y agentes de logística, que conforman la planilla antes y después de internarse en alta mar.
Cada travesía está obligada a prever cualquier posibilidad de naufragio y tanto la tripulación como las mujeres que suben a bordo, deben prepararse para toda suerte de temporales climáticos y sobre todo, eventuales tormentas sociales.
Durante su viaje a Polonia por ejemplo, la lluvia les impidió llegar inmediatamente a la costa, pero una vez en puerto, debieron soportar un aguacero de insultos, agresiones y hasta amenazas de muerte por parte de la ultra derecha polaca.
A 12 millas de la costa estamos a salvo… pero no todas
La clínica flotante sólo viaja por invitación de activistas locales en pro del aborto. En realidad, el Langenort o“Aurora”, es un barco pequeño, un antiguo barco remolque alquilado por Women on Waves para sus viajes. En su interior, un contenedor es transformado en clínica ginecológica, donde las mujeres serán auscultadas con tecnología de punta.
Como ex integrante de Greenpeace, Rebecca Gomperts sabe muy bien que su secreto está en la difusión: el arribo mediatizado de la ONG salvavidas sirve como eje de polémica. El objetivo en realidad es lograr que se hable del tema en las calles, entre la gente, entre los políticos, en el gobierno, en los medios.
Oficialmente el barco ofrece pequeños “cruceros” de entre 2 y 5 horas para llevar a cabo talleres de educación sexual. Pero a 12 millas de la costa de cualquier país, una vez en aguas internacionales, la tripulación y las viajeras están al cobijo de las leyes holandesas: es decir, ahí donde el aborto es legal y se practica de forma segura.
El personal especializado proporciona la píldora abortiva (RU 486) solamente a las mujeres con embarazos no mayores de 6 semanas (unos 49 días después de la última menstruación). La primera dosis se administra a las mujeres a bordo; todas deberán volver 48 horas después para ingerir la segunda píldora que exige el tratamiento. Pero esto no es la panacea, pues quedan excluidas todas las mujeres con embarazos más largos. Ellas son la preocupación de Rebeca:
“A ellas es imposible ayudarlas. Intentamos hacerlo a través de nuestro servicio en Internet o con algunas sugerencias “prácticas”… (sic) a veces el inicio de un sangrado facilita la interrupción. Pero muchas terminarán en la puerta falsa, tomando medicinas, infusiones o saltando de las escaleras; muchas morirán o sufrirán consecuencias irreversibles y casi siempre se trata de las mujeres más pobres, las que no pueden pagar ni viajar al extranjero. Esto nosotras no podemos evitarlo. Eso está en manos de los gobiernos”.
Rumbo desconocido pero con un destino a la vista
Por precaución, y quizá también por hacer una mejor estrategia mediática, Women on Waves jamás revela el destino de sus próximas travesías por alta mar. Pero tal como está el mundo, la gama de posibilidades es grande: en África, Asia y Latinoamérica, regiones donde se concentran altos niveles de pobreza, están también 54 de los 68 países que aún no legalizan el aborto.
Por eso, mientras haya gobiernos y religiones que legislen sobre un tema que sólo les compete a las mujeres, la bandera del “Aurora” se mantendrá izada y la tripulación preparada… el próximo destino sólo lo conoce Rebecca Gomperts: quien lleva el timón de esta cruzada por la vida de las mujeres
Restricción legal | % de la población mundial | Número de países |
Sin restricción alguna | 39.3 | 56 |
Permitido para salvar la vida de la mujer | 25.7 | 68 |
Permitido por razones socioeconómicas | 21.3 | 14 |
Permitido por razones de salud física | 9.6 | 35 |
Permitido por razones de salud mental | 4.2 | 23 |
Fuente: Center for Reproductive Rights. Datos de mayo de 2008