Aproximadamente 127 millones de personas en el mundo son intersexuales.
La lucha por abolir las cirugías es también una batalla contra los prejuicios.
Millones de recién nacidos alrededor del mundo son sometidos a una cirugía que podría provocarles un trauma psicológico similar al que sufren las víctimas de abuso sexual infantil; pérdida de sensación sexual, incontinencia o esterilidad cuando sean adultos.
Se trata de la “normalización”, una cirugía cosmética cuya práctica se ha generalizado hacia bebés y niños intersexuales, aquellos que nacen con características sexuales atípicas, esto es, cromosomas, gónadas o genitales que difieren de las nociones típicas de hombre y mujer.
El objetivo de la cirugía es borrar la ambigüedad de sus cuerpos y alinear su apariencia con las normas de género establecidas. Por sus terribles consecuencias, las personas intersexuales, sus padres, asociaciones médicas y defensores de derechos humanos han conjuntado esfuerzos para solicitar a la comunidad médica que elimine esta práctica.
La batalla más reciente se desenvuelve en Australia, donde Human Rights Watch solicitó formalmente a la Comisión de Derechos Humanos condenar la implementación de cirugías de normalización en recién nacidos y niños.
La cirugía debería ejecutarse únicamente en personas que tengan la edad suficiente para dar su consentimiento, en bebés y niños intersexuales es innecesaria porque la mayoría de ellos nace perfectamente sano; al practicarla se corre el riesgo de asignar quirúrgicamente el sexo incorrecto, como se ha documentado en diversos casos, explica en la organización en su solicitud.
Hasta hoy no existe suficiente evidencia para creer que crecer con genitales atípicos conduzca a los niños a generar trastornos psicosociales, afirmaron dos especialistas del servicio de salud pública de Estados Unidos que se oponen a la cirugía.
La petición de HRW en Australia es respaldada por asociaciones locales como Androgen Insensitivity Syndrome Support Group y Disabled People’s Organizations.
Sus esperanzas de triunfo se cimientan en una batalla anterior ganada en California, Estados Unidos, donde el Congreso aprobó la Resolución 110 para proteger a los niños intersexuales en agosto de 2018.
Si bien las resoluciones no generan una obligación legal, se trata del reconocimiento de un organismo gubernamental respecto a que las personas intersexuales deben ser consideradas como parte de una sociedad diversa, asegura la organización internacional.
La cirugía en bebés y niños también es considerada innecesaria y condenada por la Organización Mundial de la Salud, Médicos por los Derechos Humanos, el Grupo de Apoyo AIS-DSD para personas intersexuales y sus familias, Amnistía Internacional, Lambda Legal, la Unión Americana de Libertades Civiles, la Academia Americana de Médicos de Familia; la ONU incluso dice que equivale a tortura para los niños.
Su raíz se ubica en la década de los 60, cuando el psicólogo John Money teorizó respecto a que el género en los bebés era maleable y afirmó que las intervenciones quirúrgicas podían determinar sin problemas su identidad de género a largo plazo. La teoría se popularizó y dio pie a las operaciones de normalización como los procedimientos para reducir el tamaño del clítoris o eliminar los testículos.
Se estima que 127 millones de personas en el mundo -que representan 1,7% de la población total- nacen con rasgos que no se ajustan a las nociones convencionales de hombre y mujer.
Afortunadamente para las nuevas generaciones cada vez hay mayor información y más personas que se unen a la exigencia de abolir la cirugía de normalización en recién nacidos y niños. En 2017, por ejemplo, se publicaron en Estados Unidos dos reportes que explicaban en profundidad como debe ser el tratamiento para pacientes intersexuales.
Convertir a los hospitales en centros compasivos
En septiembre de 2018 las asociaciones Lambda Legal e InterACT Advocates for Intersex Youth publicaron una guía detallada sobre cómo hacer que los hospitales sean centros compasivos, con pautas que exigen el aplazamiento de las cirugías hasta que las personas tengan edad suficiente para decidir conscientemente.
“La guía da a los médicos la posibilidad de marcar la diferencia al crear políticas que hagan que sus pacientes intersexuales se sientan bienvenidos en sus clínicas, y aseguren que reciban una atención que les ayude a afirmar la elección sobre sus cuerpos, en lugar de someterlos a los ideales de otras personas”, según HRW.
Pero a pesar de las nuevas guías de atención y tratamiento, para quienes luchan por abolir la cirugía el camino todavía es largo, pues aún prevalecen ideas erróneas y prejuicios entre ciertos grupos en las comunidades médicas.
Uno de los ejemplos más recientes es el doble discurso del Hospital de Niños de Chicago Ann & Robert H. Lurie, que anticipándose a una protesta de intersexuales a quienes se les había aplicado la cirugía en ese centro en octubre de 2017, emitió una declaración pública que alegaba:
«Estamos comprometidos a abrir la comunicación con la comunidad intersexual y a respetar plenamente la diversidad de opiniones que existen entre las personas afectadas».
No obstante, al interior del hospital circuló un comunicado que describía a los manifestantes como defensores de «una posición extrema en los asuntos relacionados con las personas intersexuales», el caso fue relatado por Graeme Reid, director del programa de derechos para lesbianas, gays, bisexuales y transgénero de Human Rights Watch.
“Los mensajes en conflicto revelan algunas de las suposiciones subyacentes […] Algunos médicos justifican los procedimientos en términos del bienestar psicológico, argumentan que la cirugía es una intervención humana para niños con características sexuales ambiguas que de otra manera podrían tener dificultades para encajar y dicen que están ayudando a los padres a tener a niños de aspecto normal”, señaló Reid.
“Escuché a algunos padres que se sintieron obligados, incluso intimidados, a practicar cirugías estéticas […] Algunos cirujanos, bajo la protección del anonimato en nuestras entrevistas, me contaron que les dijeron a los padres que la cirugía podría prevenir el suicidio de sus hijos, lo que es flagrantemente falso y profundamente injusto para los padres confundidos y angustiados”, dijo Kyle Knight, otro investigador del mismo programa.
Por el momento, la lucha de reconocidas asociaciones médicas no ha logrado que se regule la cirugía, una batalla que tomará tiempo si se toma en cuenta que todavía en 2006 los médicos se referían a la condición de intersexual como un “trastorno del desarrollo sexual”.
En el pasado hubo intentos infructuosos por regular las cirugías de normalización en Chile y Colombia. Hasta hoy el único país que las categoriza como ilegales es Malta, una isla ubicada en el Mediterráneo.
En Australia la moneda está en el aire, el mismo país donde en 2017 un grupo de defensores intersexuales publicó la histórica Declaración de Darlington, un resumen de prioridades para la comunidad y donde al parecer quieren llevar la batalla más allá, las organizaciones luchan además porque se elimine la clasificación legal por sexo y género en los certificados de nacimiento y otros documentos legales.