A contra corriente, 47 yemeníes tuvieron el coraje de creer que la conciliación sería posible con su trabajo de mediación
La labor de paz se ejecuta justo cuando Yemen sufre la peor crisis humanitaria del planeta.
Resolver sus diferencias y encontrar soluciones a las necesidades más apremiantes de sus comunidades. Es lo que, tras cuatro años de guerra y en plena crisis humanitaria, están consiguiendo los yemeníes de la gobernación de Al Hudayda.
Gracias al trabajo de un grupo de mediadores entrenados y respaldados por el Instituto Common Ground de Yemen, una rama de la organización internacional Search for Common Ground, cuyo objetivo es reconstruir la paz a través del diálogo, la mediación y el trabajo comunitario, los miembros de las comunidades pueden recobrar la confianza y la solidaridad entre ellos.
Las labores de paz se ejecutan justo cuando Yemen sufre la peor crisis humanitaria del planeta, saldo de una guerra civil que se ha prolongado casi cuatro años en el país más pobre del medio oriente, sumando más 15 mil muertos y heridos, 8 millones al borde de la hambruna, más de 190 mil desplazados y 22 millones de yemeníes -80% de la población- con necesidad de comida, agua, refugio, combustible y saneamiento para subsistir.
La guerra civil tiene sus raíces en la Primavera Árabe de 2011, cuando los yemeníes se levantaron contra el gobierno de Ali Abdalá Saleh, forzando su salida y obligándole a traspasar el mando al entonces vicepresidente Abdrabbo Mansur Hadi. Pero formalmente se desató en marzo de 2015, cuando Arabia Saudita y su poderoso brazo armado bombardeó Saná, la capital de Yemen, en respuesta al golpe de estado que a finales de 2014 dio el expresidente Saleh en alianza con el grupo guerrillero “huítes” para expulsar a Hadi, quien hasta el momento no ha podido regresar al país.
Desde entonces la guerra se ha vuelto muy compleja, el Estado yemení casi ha desaparecido para dar paso a “mini Estados” liderados por diferentes fuerzas locales que combaten entre sí con alianzas cambiantes y enemigos confusos, ninguno con la fuerza suficiente para unificar al país o ganar la batalla, concluyó un informe realizado por un grupo de expertos en Yemen.
De maestros a mediadores por la paz
A contra corriente del estado de guerra, un grupo de yemeníes tuvo el coraje de creer que mediante su trabajo una mejora sería posible. A finales de 2016 respondieron a la convocatoria del Instituto Common Ground para convertirse en mediadores, entre ellos, maestros, prominentes empresarios o miembros del consejo de la comunidad.
Los mediadores comenzaron su labor en julio de 2017 luego de un intensivo entrenamiento en herramientas de análisis de conflicto y estrategias para construir relaciones entre las diversas partes de un conflicto.
También pulieron sus habilidades de liderazgo y gestión, pues el objetivo final del proyecto, luego de resolver los conflictos locales, es que la comunidad ejecute una obra de desarrollo bajo supervisión del mediador.
Qassim Omar Ibrahim Al-Ammar es uno de los mediadores que más destacó por su labor de entre los 47 que fueron entrenados, un maestro yemení que además de realizar su labor en el campo, colaboró en la capacitación de otros mediadores.
Bajo su guía los yemeníes de la villa de Al-Hatat construyeron una red de agua; en Mahwa Dahmash un pequeño puente; en Al-Shorookh una unidad médica y en Mahwa Al-Atr un muro escolar.
“Qassim es realmente invaluable para nuestra comunidad, un ejemplo, es muy bueno para hablar, muy amable; siempre nos guía paso a paso y es extremadamente generoso, siempre está disponible cuando le llamamos para resolver cualquier problema”, dijo Sheikh Mohammed Saleh, un facilitador de la villa de Mahwa Al-Atr.
Las cuatro villas que trabajó Qassim se ubican en Zabid, un distrito de la gobernación de Al Hudayda cuya ciudad principal fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1993 pero hoy se encuentra en ruinas.
El trabajo en comunidad no solo ha sido un proceso transformador para sus miembros, sino para los propios mediadores:
“Siento un profundo cambio que se refleja en mi persona y en mis relaciones con los otros. Tengo un maravilloso sentimiento cuando participo en las sesiones de diálogo, cuando veo el entusiasmo en las caras de los facilitadores locales que trabajan duro para servir a su comunidad. Me siento extremadamente feliz cuando veo la inmensa gratitud en las caras de los vecinos”, asegura Qassim.
Las obras sociales que forman parte del proyecto para llevar la paz son financiadas por Search for Common Ground con el apoyo de los integrantes de la comunidad, a quienes se les pide recaudar fondos, solicitar subvenciones o bien ofrecer su trabajo.
Durante el primer año de implementación, el proyecto de mediación redujo exitosamente la presencia de conflictos activos en las comunidades y fortaleció la cooperación y el sentido de pertenencia entre sus miembros, según las encuestas realizadas por el instituto.
El proyecto, financiado por la Unión Europea, se encuentra actualmente en una segunda fase que concluirá en marzo de 2019, la primera terminó en marzo de 2018 con una cobertura de seis distritos en tres gobernaciones.
Lo siguiente para los comités locales es adecuarse como foros comunitarios donde los habitantes de las villas se reúnan periódicamente para identificar problemas y encontrar soluciones, ya sea a través del diálogo o la gestión de fondos.
A fin de motivar a los mediadores yemeníes el instituto anunció que próximamente lanzaría un premio y realizaría cumbres regulares para que intercambiaran experiencias.
“Para las comunidades de todo el país los constructores de paz como Qassim son un salvavidas, que está construyendo las bases para un Yemen unificado, estable y pacífico”, concluye el Instituto Common Ground de Yemen.