El gigante asiático, que parece haber superado la crisis del Covid-19, pide fortalecer las alianzas entre naciones para incrementar la solidaridad y la cooperación internacional en casos como la Pandemia del coronavirus que hoy enfrenta el mundo
Ante la emergencia global por el coronavirus (Covid-19) el presidente de China, Xi Jinping, hizo un llamado a los gobiernos del mundo para construir una comunidad de salud que sea común para toda la humanidad
El presidente Xi dijo que China está dispuesta a trabajar para potenciar el papel central de las Naciones Unidas (ONU) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la mejora de una gobernanza mundial para la salud pública y cimentar así una comunidad de salud común.
Añadió que la seguridad de salud pública es un desafío que hoy enfrenta la especie humana, y que el Gobierno y el pueblo chino apoyan firmemente los esfuerzos de los países en contra de la actual Pandemia del Covid-19, y están dispuestos a impulsar la cooperación con otras naciones para ganar la batalla de forma conjunta a través del apoyo mutuo.
“Quienes somos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, compartimos la importante responsabilidad de salvaguardar la vida y la salud de toda la raza humana”, enfatizó el mandatario chino.
“Hoy la solidaridad y la cooperación son las armas más poderosas para enfrentar este tipo de desafíos”, dijo Xi Jinping, en un mensaje enviado específicamente a la canciller alemana, Angela Merkel.
China reduce sus contagios locales y aconseja sobre las medidas
China parece que ha dado por ganada su propia batalla local contra el coronavirus. Durante las últimas semanas, el sistema de propaganda del Partido Comunista ha emitido diversos mensajes al mundo, intentando demostrar a otras naciones que el cierre de ciudades y las cuarentenas masivas son las acciones que mejor han funcionado.
En Wuhan, considerada todavía como el epicentro del brote que por sus alcances se hizo pandémico, así como la provincia de Hubei a la que pertenece la localidad, no han reportado de momento ninguna nueva infección, por lo menos es lo que asegura la Comisión Nacional de Sanidad.
Meses después de que China atravesara por la crisis que todos conocemos, el gigante asiático intenta poco a poco recuperar cierta normalidad. Algunas ciudades de la provincia de Hubei, y que permanecieron cerradas durante casi 2 meses, comienzan tímidamente a abrirse.
Desde Wuhan, más de 42,000 médicos que se habían desplazado al epicentro para prestar sus servicios, están ya volviendo a sus casas, mientras que en el resto del país, en urbes como Pekín o Shangai la gente está también regresando a sus trabajos y los comercios van reabriendo sus puertas.
Cuarentena para evitar un efecto boomerang
Ahora la preocupación de China proviene no de su territorio sino de posibles ‘casos importados’. Una vez que los contagios locales han ido mitigando, la Comisión Nacional de Salud ha identificado casos de chinos llegados del extranjero o ciudadanos de otras naciones que son portadores y que arriban con el virus a su territorio.
El problema que se ha encontrado China es que muchos de sus ciudadanos que viven en el extranjero, sobre todo en países europeos donde el coronavirus ha entrado con fuerza, han decidido volver a su país porque allí se sienten más seguros. Y los datos recientes indican que probablemente están en lo cierto: hoy es más fácil contagiarse en Madrid que en Pekín, y ante el temor de desatar un efecto boomerang, al gobierno chino no le ha quedado más remedio que poner en cuarentena obligatoria y sin distinciones a todo aquel que ingrese a sus fronteras, sea chino o extranjero.
En Pekín, la mayoría de los que llegan son confinados de a uno por uno en hoteles que están dispuestos a recibirlos y a aislar a estas personas. El coste de esta estadía y de las comidas corre por cuenta de las autoridades chinas, que temen una segunda oleada, y por eso han decidido tomar estas medidas de precaución extrema. En otras regiones como Hong Kong o Macao, toda persona que llega es sometida a un aislamiento total de 14 días, seguido de dos semanas más bajo vigilancia médica, y hay algunos casos que incluso deben portar una pulsera electrónica para poder monitorear sus movimientos a distancia.
Con información de:
Xinhua News, El Periódico de Costa Rica y El Mundo