La crisis climática global puede combatirse con la misma fuerza y sentido de urgencia que la Covid 19. Esta, es quizás la lección más importante que nos trajo la pandemia.
CdP/FastCompany.- En pocos meses la Covid 19 fue capaz de cambiar drásticamente la vida de una sociedad acelerada.
Familias enteras se recluyeron en casa; el tránsito vehicular registró una disminución nunca antes vista; los servicios de oficina migraron a internet; con inusual rapidez el gobierno movilizó sus recursos y se coordinó con sus pares; fábricas enteras cambiaron sus líneas de producción y científicos de todo el mundo unieron esfuerzos para encontrar una cura.
Es posible para los seres humanos movilizar recursos y cambiar de hábitos en poco tiempo para adaptarse con velocidad a una nueva realidad, así lo demostró la Covid 19. Esta es quizás la lección más alentadora que nos dejará la pandemia: implementar cambios rápidos es cuestión de voluntad política y social.
Pero ¿deberíamos actuar con el mismo sentido de urgencia para resolver la crisis climática?
Los activistas por el clima creen que sí, justo esa ha sido su petición por décadas: implementar cambios rápidos y contundentes para transitar de energías fósiles hacia renovables. Una de las razones principales es que la crisis climática y la pandemia guardan diversas similitudes.
Ambas involucran a los sistemas de salud pública; en ambas la comunidad científica ha hecho advertencias claras respecto a lo que se debe hacer para frenar el problema; ambas afectan principalmente a los más pobres y representan un problema para la vida y la salud.
La Covid 19 ha matado a más de 258 mil personas a nivel global de diciembre de 2019 a mayo de 2020, pero tan solo en el año 2018 la crisis climática generó dos millones de desplazados, 49.000 millones de dólares en pérdidas, 1.600 muertos en incendios forestales y el aumento del hambre debido a las sequías. En total, casi 62 millones de personas expuestas a peligros naturales.
Sin contar las olas de calor extremas y otros desastres que también están matando gente y agravando la escasez de alimentos y agua, o bien, consecuencias potenciales de la crisis climática como la probabilidad de que enfermedades como la malaria y el dengue se propaguen a medida que los mosquitos se trasladan a nuevas regiones.
No obstante las serias amenazas que entraña, la crisis del clima no se ha reconocido como emergencia de salud, más aún, existen todavía algunos líderes mundiales que la niegan, como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Poderosas compañías son la principal causa de que no se combata la crisis del clima con la misma fuerza que la Covid 19, pues si los gobiernos actuaran con decisión tendrían mucho que perder.
La confianza juega también un papel importante, para combatir la pandemia los gobiernos se apegan a las directrices de las instancias de salud, en cambio, decenas de políticas para combatir la crisis del clima -elaboradas por científicos y otros expertos- esperan a ser promulgadas en diversos países.
Si el mundo respondiera al cambio climático como lo ha hecho con la pandemia habría muchos cambios dramáticos al mismo tiempo, para empezar, los gobiernos destinarían recursos suficientes a la construcción de infraestructura para desplegar la energía renovable; con agilidad implementarían procesos regulatorios parque que todos tuvieran acceso a energías limpias.
Las reglas de desarrollo urbano cambiarían para exigir a la industria de la construcción realizar obras con poco carbón, las granjas migrarían a la agricultura regenerativa, entre otras.
Tal como la pandemia afecta ahora a algunas industrias como la del transporte, la implementación de medidas drásticas para combatir la crisis del clima afectaría a otras como las relacionadas con las energías del carbón, habría que buscar medidas para migrar a sus trabajadores.
Al igual que la Covid 19, si desde hoy no se combate la crisis climática con sentido de urgencia, el mundo podría llegar a un punto de no retorno.
Con información de: Fast Company