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Majid, el médico sirio que sufrió polio y ahora lucha contra ella

El dr. Majid junto al equipo de UNICEF, en una visita para vacunar contra la polio en Suran | © UNICEF

El doctor Majid tenía tan solo siete meses de edad cuando contrajo la polio, una experiencia que marcó su vida y le hizo crecer con una idea clara en la mente: sería médico y haría todo lo posible por librar a los niños de esta enfermedad.

«La sensación de vacunar a un niño contra la polio no tiene precio. Sé que puedo cambiar sus vidas para siempre», dice este médico en declaraciones recogidas por UNICEF, junto a quienes acaba de finalizar una campaña de vacunación en la que han inmunizado a 2,8 millones de niños sirios menores de cinco años, incluyendo zonas remotas y afectadas por el conflicto armado.

En Siria, se declaró un brote de polio que infectó a 36 personas en 2013, después de 14 años libre de la enfermedad. La poliomielitis es una afección altamente contagiosa causada por un virus que invade el sistema nervioso provocando parálisis y que afecta especialmente a los menores de cinco años y puede llegar a poner en riesgo su vida.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada 200 infecciones produce parálisis irreversible, generalmente en las piernas, y entre un 5 y 10% de estos casos fallecen por parálisis en músculos respiratorios.

Su incidencia en el mundo se ha reducido dramáticamente, en más de un 99%, pasando de 350.000 casos estimados en 1988 a 37 en 2016. Sin embargo, advierte la OMS, mientras no se erradique totalmente existe riesgo de contagio. De los últimos reductos de infecciones se podrían producir hasta 200.000 nuevos casos anuales en diez años en todo el mundo, sostiene el organismo.

«El hecho de haber sufrido poliomielitis a una edad temprana, siempre me hizo sentir que no podía seguir el ritmo de mis compañeros. Tenía que salir de casa hacia la escuela una hora antes que todos los demás para llegar a tiempo. Cuando mis amigos querían jugar al fútbol, ​​tenía que pedirles que cambiaran el juego. Incluso en la universidad, evité hacer amistad con la gente que caminaba rápido», recuerda el doctor Majid.

Afrontar esos desafíos de pequeño lo motivaron, asegura, a dedicarse plenamente a programas de inmunización. «Creo que contraje polio para poder recordar en primer persona a los padres las consecuencias de no vacunar a sus hijos».

La campaña de vacunación que acaba de concluir en Siria ha incluido visitas a familias para informar a padres y madres sobre los riesgos de la enfermedad y vacunar a los niños, y se ha llevado a cabo a través de 1.300 centros de salud y 150 equipos móviles en todo el país.

Majid es natural de Suran, una ciudad de la provincia de Hama donde, tras seis años de guerra, el único hospital existente fue destruido y obligado a cerrar. Según datos de UNICEF, tan solo la mitad de los hospitales del país continúan operativos. En 2016, se produjeron 338 ataques contra hospitales y personal médico, hechos que vulneran el derecho internacional humanitario y constituyen crímenes de guerra. Además, los niveles de vacunación se han reducido a la mitad, pasando de un 80% antes de la guerra a un 41%.

 

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