Más de 7,6 millones de personas participaron en la semana de movilizaciones por el clima
Poderosos sindicatos y empresas transnacionales se solidarizaron con las huelgas
Los jóvenes exigen que los gobiernos acaten el Acuerdo de París
El calentamiento global es ya la causa común de millones de jóvenes alrededor del mundo. De forma inusitada, la lucha por salvar el planeta les ha impulsado a organizarse en huelgas multitudinarias para reclamar a sus gobiernos medidas urgentes contra el cambio climático.
Septiembre fue testigo de lo que presume ser la huelga pro climática más grande de la historia moderna. Jóvenes de 185 países participaron en una semana de movilizaciones por el clima que registró más de 6.100 eventos. Es decir, la preocupación por las terribles consecuencias del calentamiento global hermanó a jóvenes en el 95% de las naciones reconocidas por la ONU.
El episodio más reciente en los “Viernes por el Futuro” (Fridays for Future, por sus siglas en inglés) arrancó con una huelga global el pasado 20 de septiembre, tres días antes de la gran Cumbre del Clima celebrada el 23 de septiembre en Nueva York, desde donde Greta Thunberg, fundadora del movimiento, lideró las actividades.
Cuatro millones de personas participaron en la huelga que inauguró la semana de movilizaciones, una convocatoria que superó con creces a su antecedente más conocido, la Movilización Climática de los Pueblos de 2014, que contó con una asistencia de 600.000 personas.
En total, 7,6 millones de personas participaron de las huelgas globales del 20 y 27 de septiembre y de las diversas actividades de la semana de movilizaciones, de acuerdo con el portal globalclimatestrike.net.
Por su enorme poder de convocatoria, Greta Thunberg, de 16 años, es hoy un icono de la lucha contra el calentamiento global, lo que le ha valido la nominación al premio Nobel de la Paz 2019.
La lucha de Greta comenzó en agosto de 2018, cuando decidió faltar a clases por tres semanas consecutivas para ir a protestar frente al parlamento de su natal Estocolmo, en Suecia, ante la falta de acciones gubernamentales para frenar el calentamiento global.
Su actuación se viralizó en redes sociales y pronto obtuvo la respuesta de cientos de jóvenes que replicaron sus huelgas. Posteriormente las protestas escolares se acotaron a los viernes, de donde el movimiento tomó su nombre.
Esperanza que avanza con pasos firmes
Con apenas un año de vida, los Viernes por el Futuro han hecho mella entre los dirigentes mundiales esparciendo la esperanza de que revertir el calentamiento global es posible y suscitando la solidaridad entre los adultos.
Como un guiño al movimiento, el 20 de septiembre Alemania aprobó un ambicioso plan para combatir el cambio climático cuyo objetivo es reducir en un 55% las emisiones de dióxido de carbono para 2030, en comparación con los niveles de 1990, con una inversión de 54.000 millones de euros hasta 2023.
«Me siento esperanzada al ver el poder de todas estas personas aquí, llamando a terminar con los combustibles fósiles y a construir un futuro mejor para nosotros», dijo Marisol Rivera de 13 años a The New York Times, una de las organizadoras más jóvenes del evento, quien tenía seis años cuando se derrumbó el techo de su casa en Brooklyn a causa del huracán Sandy.
Las huelgas de septiembre estuvieron solidariamente respaldadas por 820 organizaciones de la sociedad civil; 3.000 empresas transnacionales como Amazon, Google y Facebook y 37 poderosos sindicatos como la Internacional de Servicios Públicos, una federación de sindicatos que representa a 30 millones de trabajadores en 152 países.
También contaron con el respaldo de entidades gubernamentales. En Australia, por ejemplo, el gobierno de Victoria permitió a los funcionarios públicos participar de las huelgas.
En Nueva York, las autoridades educativas permitieron a 1,1 millones de estudiantes de escuelas públicas faltar a clases para asistir a la huelga; mientras que el secretario general de Amnistía Internacional, Kumi Naidoo, dirigió una carta a 30.000 colegios del mundo para solicitar permiso para que los chicos participaran en las movilizaciones.
Además, celebridades como el ganador del Oscar 2016 Leonardo DiCaprio, los músicos británicos Mick Jagger y David Gilmour, el líder espiritual del budismo tibetano, Dalai Lama o la modelo Gisele Bündchen y la actriz estadounidense Maggie Gyllenhaal, entre otros, respaldaron el movimiento a través de sus redes sociales.
El reclamo por la creación de políticas que limiten el calentamiento global se hizo escuchar de formas tan diversas como jóvenes hay en el mundo. En la Ciudad de México los jóvenes vitorearon “no hidrocarburos, queremos futuro” desde el icónico Ángel de la Independencia.
En Berlín, tres jóvenes simularon estar a punto de morir ahorcadas con una soga al derretirse un cubo de hielo bajo sus pies, mientras que en Finlandia los jóvenes guardaron once minutos de silencio, aludiendo a los once años que –de acuerdo con la ONU- le restan a los habitantes del planeta para contener el crecimiento de la temperatura global sin que existan consecuencias catastróficas.
Problemas globales, soluciones globales
Los Acuerdos de París –adoptados en diciembre de 2015- no impidieron que las emisiones de dióxido de carbono y las temperaturas se ubicaran en su máximo nivel en 2018 y, por tanto, que los fenómenos meteorológicos extremos como los huracanes sean cada vez más frecuentes.
Sin miramientos, el calentamiento global evidencia las duras consecuencias de no actuar para revertirlo: los constantes incendios forestales en América Latina; el aumento del nivel del mar en las Islas Salomón en Oceanía; sequías más intensas en el Cuerno de África, que agravan los problemas de hambre; el derretimiento de los casquetes polares…
Por sus temibles consecuencias, los huelguistas de Viernes por el Futuro exigen a los gobiernos de cada país, en primer lugar, que el calentamiento global se reconozca como una “crisis climática” y que de forma inmediata se cree un camino seguro para que la temperatura del planeta no rebase el límite de crecimiento de 1,5° C anual.
En otras palabras, exigen simplemente que se acaten los Acuerdos de París. Por ello, son contundentes al reclamar la transición de combustibles fósiles a energías renovables.
Los Viernes por el Futuro han colocado al calentamiento global en un lugar preponderante dentro de la agenda mediática y el interés de los próximos candidatos a ejercer puestos públicos. La semana de movilizaciones fue una demostración contundente de la fuerza global de los jóvenes unidos por una causa, lo que para Greta Thunberg parece ser solo un comienzo.
«Si nadie actúa lo haremos nosotros. No somos simples jóvenes que se saltan las clases. Somos la vía para el cambio. Juntos somos imparables», dijo el 20 de septiembre en Nueva York.